Llore cuando sienta que lo necesita, pero nunca llore si solo “tiene ganas”.
El llanto puede ser realmente útil para superar los momentos difíciles. Es la forma en que su cerebro vuelve a enmarcar su mente, la forma en que reorganiza sus pensamientos y creencias. Pero a veces solo puede empeorar las cosas.
El llanto vale la pena si, después de eso, descubres una nueva perspectiva y nuevos sentimientos. Puede ser coraje, perdón, comprensión, enfoque, claridad mental, etc.
Pero hay momentos en que el llanto no nos lleva a ninguna parte. Simplemente caemos en nuestro dolor, nos sentimos mal por nosotros mismos, llenos de autocompasión y un gran sentimiento de injusticia, que permanece en nosotros incluso después del grito. Este tipo de llanto no solo es inútil, sino también peligroso porque puede alejarnos más de la comprensión y solución de nuestros problemas.
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El llanto no es estar débil, como no llorar no es mantenerse fuerte. Pero, a veces, hacer un esfuerzo para mantener un pensamiento positivo es lo mejor que se puede hacer.
Conozca su mente y tome la decisión correcta.