Depende de la situación que supongo. Pero podía verme haciendo eso. Pero, ahora que lo pienso, probablemente tendría que haber una posibilidad de mi supervivencia.
Dependería también del “Extraño”. Si fuera madre e hijo, eso aumentaría las probabilidades de que sacrificaría mi vida por ellos. O un niño. No sé, espero que esta situación nunca surja. (Quizás mi no querer ser puesto nunca en la situación habla sobre si realmente sacrificaría mi vida por un extraño)
¡Alabado sea el Señor! Que envió a su Hijo a sacrificarse por mí, como Pago por mis pecados. Que sacrificó su vida por muchos “extraños”. Aunque no creo que fuéramos “extraños” para él.
Muchas personas se han martirizado por el bien mayor. O por la vida de otro. Oh cómo los admiro. “Amor perfecto”.
Juan 15:13. “Nadie tiene mayor amor que el de dar la vida por sus amigos”. Me alegra que Dios no haya dicho “… sus extraños”.
Pero él nos ordena amar a nuestros enemigos:
“Pero te digo a ti que oyes: Ama a tus enemigos, haz el bien a los que te odian, bendice a los que te maldigan y ora por los que te usan maliciosamente. Al que te golpee en la mejilla, ofrece también la otra. Y al que te quite el manto, tampoco retengas tu túnica. Dale a todos los que te pidan. Y al que te quita tus bienes, no te los devuelva. Y tal como quieres que te hagan los hombres, también lo haces con ellos. “Pero si amas a los que te aman, ¿qué mérito es para ti? Incluso los pecadores aman a quienes los aman a ellos. Y si le haces bien a los que te hacen bien, ¿qué crédito te damos? Porque incluso los pecadores hacen lo mismo. Y si le presta dinero a los que espera recibir, ¿qué crédito tiene para usted? Porque incluso los pecadores prestan a los pecadores para recibir la mayor parte de la espalda. Pero ama a tus enemigos, haz el bien y presta sin esperar nada a cambio; y tu recompensa será grande, y serás hijo del Altísimo. Porque él es amable con los ingratos y los malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
Y hemos conocido y creído el amor que Dios nos tiene. Dios es amor; y el que mora en el amor, mora en Dios, y Dios en él. Aquí es donde nuestro amor se hace perfecto, para que podamos tener audacia en el día del juicio: porque como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay miedo en el amor; pero el amor perfecto echa fuera el temor; porque el temor tiene tormento. El que teme no se hace perfecto en el amor. Lo amamos, porque él nos amó primero. Si un hombre dice: Yo amo a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede él amar a Dios a quien no ha visto? Y este mandamiento tenemos de él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.