Imagínate a ti mismo en el fondo de un oscuro estanque de agua. Abres los ojos y buscas desesperadamente cualquier luz hacia la que puedas nadar, pero no encuentras ninguna. En cambio, es solo una oscuridad que se arrastra por todas partes. Nadie a quien ayudar, nadie a quien alcanzar y sacar. Gritas, pero nadie puede oírte. Suplicas, lloras, suplicas, no pasa nada.
Lo único que puedes hacer es seguir pateando hacia arriba con la esperanza de que encuentres la luz.
PS tengo una imaginación bastante buena na? 🙂
En realidad, siempre hay una salida. Sigue pateando y peleando, y saldrás a la superficie.