Cuando sonreímos, las personas que nos rodean sonríen y cuando intentamos hacer sonreír a todos sin dañar la naturaleza, también sonríe.
Somos tan pequeños para cambiar la naturaleza y lo suficientemente pobres que podemos darle algo. Por el contrario, la naturaleza no necesita nada, solo existe para dar. Podemos poner nuestros mejores esfuerzos para mostrar amor y fe en él y respetarlo. Esto definitivamente va a cambiar el estado de ánimo de la naturaleza.