Una mujer que decide tener un hijo y luego no decirle al padre, se coloca a sí misma y al niño en una serie de enredos legales. Si decide colocar al niño en adopción o si muere y el niño termina con sus familiares, podría haber problemas con la custodia si aparece el padre biológico y él puede probar que la madre no le informó sobre el embarazo. Básicamente, esta es una mala decisión en todos los sentidos.
Si bien a veces hay buenas razones para que esto suceda (el padre biológico es abusivo, es un actual o un ex criminal o es un extranjero que ha declarado su intención de llevarse a un hijo por la fuerza del país natal de la madre, etc.) En ese momento, el niño está siendo usado por la madre como un peón en sus “juegos” con el padre. La ley debe permitir que el padre del niño tenga derechos si la madre del niño decide llevar el embarazo a término. Aparte de eso, el feto es responsabilidad de la madre.