Sí lo es. Pregúntale a mi madre.
Ella me ama tanto que me odia por pasar demasiado tiempo fuera de casa, solo porque quiere pasar un tiempo conmigo. Ella me ama tanto que me odia por regresar a casa tarde al trabajo, porque está preocupada por mi seguridad. Ella me ama tanto que me odia cuando le contesto, y luego desliza astutamente un plato de comida hacia mí, sabiendo muy bien que ella fue víctima de mi “felicidad”.
Luchamos como hermanos adolescentes por el más mínimo de las cosas, repletos de colgar el teléfono, ignorarnos unos a otros, y así sucesivamente. Hay frecuentes guerras frías en casa debido a nuestras peleas. Pero son sus brazos en los que encuentro consuelo cada vez que hay una situación de “yo contra todo el mundo”. Ella me consuela incluso en esos momentos en que me molesta enormemente su insistencia y sus constantes molestias, porque sabe que aunque la odie en ese instante, siempre la amaré. Y este es solo uno de los sentimientos complejos que conlleva la hermosa relación entre una madre y su hija.
- He notado que otros de mi edad (16 años) carecen de compasión, cariño, empatía, etc. ¿Es esto normal?
- ¿Ser normal y ser extraño es esencialmente lo mismo?
- ¿Por qué algunas personas le dan más importancia al sexo que al amor?
- ¿Diría que la Ley de Murphy opera en un factor mayor cuando una persona o situación se encuentra bajo las condiciones observadas?
- ¿Tenemos derecho a las cosas, si damos exactamente lo mismo a todos?