¿Alguna vez has odiado a alguien tanto que pensabas que era parte de ti?

Bueno, en mi opinión es al revés. Es fácil perdonar a alguien que no es nada para ti. Como una persona aleatoria que conoces en la calle, etc. Pero es muy, muy difícil perdonar a alguien muy cercano. No los odias por decir, pero sí odias lo que te hacen y más que eso, cómo te hacen sentir. Esto se debe a que esperamos que nos traten o nos respondan de cierta manera. Una frase que escuchamos todo el tiempo es “Ellos no me entienden”. Y esta expectativa hace que sea más difícil perdonarlos y aceptarlos con su incapacidad e ignorancia.

Nunca odias a una persona que odias sus hábitos o la forma en que responden. Así que cuando haces algo similar, te recuerda a esa persona que odias, por lo que odias a ti mismo por comportarte como ellos cuando piensas que estás por encima de su nivel …

Cada vez que odias a alguien, se convierten en parte de ti. Una parte que a menudo se refleja en ti más que en ellos. Una parte que requiere algo de tu energía. Una parte que te quita algo de tu presente.

Es por eso que perdonar es tan importante.

Es una línea muy fina entre el amor y el odio.
Si tienes suficiente sentimiento para odiar a alguien, entonces se integrará en tu mente … de la misma manera que lo hace el amor.
La vida es demasiado corta como para desperdiciarla en el odio … perdónalos y olvídalos.

No. Ese tipo de odio parece mucho trabajo y soy demasiado perezosa para molestar.