Hablando como alguien que ha estado frente a un juez demasiadas veces, puedo relacionarme totalmente con su pregunta.
La idea de ser juzgado da miedo, pero la ansiedad producida por no saber tu destino es emocionalmente agotadora.
Hay pocas cosas en la vida que apestan más que ir a la corte. Siempre me alegro mucho cuando se dicta la sentencia. Marca el final de un momento muy estresante en mi vida y me deja ver el futuro con más claridad en lugar de sentir la nube constante de la fatalidad que se cierne sobre mí cuando voy a la corte.