Según el libro de Matt Ridley, Los orígenes de la virtud, los seres humanos tienen instintos que inclinan sus acciones hacia la colaboración y la dominación cuando están dentro de un grupo de cierta cantidad de personas. La colaboración ha sido la forma principal de organización desde las primeras tribus hasta ahora. De hecho, Ridley discute que la colaboración debe estar genéticamente codificada en nosotros porque muchas leyes, como la lex mercatoria y la división del trabajo en muchas tribus, demuestran que los humanos comienzan a colaborar entre sí, incluso si no hay un contrato social o gobierno para hacer cumplir esto.
En su conclusión, Ridley dice que los seres humanos tienen ambos instintos que fomentan el mayor bien y el interés propio. Dado esto, la razón por la cual las personas prefieren dominar es porque vivimos en una sociedad que enseña que el interés propio y la dominación es la única forma en que se puede lograr el éxito. El mundo occidental se ha desarrollado con la creencia de que los humanos se ponen de su lado y esto ha reforzado los instintos de interés propio en lugar de los de colaboración. Últimamente, las enseñanzas en escuelas y universidades todavía enseñan que los humanos están interesados en sí mismos y que todas las instituciones sociales se han creado con esta creencia.