Porque todo el mundo tiene una dignidad inherente. Esa dignidad es poseída en virtud de haber nacido como un ser humano. Eso es lo que diferencia a las personas de los objetos o bienes que pueden ser “usados” o “aprovechados”. Incluso si la persona no está relacionada con usted o no es su amigo, aún así no puede, en términos éticos, aprovecharse de él.
La otra razón detrás del principio es una sociedad ordenada. Es por eso que ciertos actos donde se toma ventaja de las personas están prohibidos por la ley. Por ejemplo, el abuso criminal de la confianza, el fraude en el contrato, etc. Imagínese si todos nosotros mantenemos nuestros valores morales a un lado y comencemos a aprovecharnos unos a otros. Habrá caos y el orden de nuestra sociedad será destruido.