No es una cuestión de control o de darse cuenta de nuestra ira. Se trata de hacer crecer un reservorio interior de paz simple, un río de calma que también es el río de nuestra vida cotidiana.
Cuando tenemos este ser interior, las oleadas de frustración y conflicto son solo olas. Nosotros somos el oceano Podemos responder a lo que está sucediendo a nuestro alrededor o esperar un mejor momento en el que estén presentes cabezas más frescas y algún corazón. Tal vez pasemos por completo y simplemente nos alejemos de la situación. Somos mucho más que los eventos que se nos presentan.
Crecemos esto mucho más, nos damos cuenta de nuestro santuario interno de ser a través de nuestra práctica de meditación. En su corazón, toda meditación es una práctica de recibir y absorber la esencia de nuestro corazón, nuestro ser despierto. El océano dentro de nosotros no es una metáfora, una ilusión, sino una inmensidad real, una presencia sin fronteras que encontramos en el interior. Queremos recibir, dejando que nuestra conciencia recuerde nuestra ligereza de ser, paz especial, amor. Esto es lo que realmente somos.
Luego, a medida que surge la ira, vemos el estrés y el miedo que está exponiendo. Tenemos un yo más grande para estar en la situación, en el momento. Podemos hacer una pausa, dejar ir, dejar estar. Tenemos un lugar dentro de nosotros que es abierto, más generoso y comprensivo. O podemos enfadarnos. Tenemos opciones.
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Esta es la definición de nuestro despertar, elecciones. Cuanto más crecemos en nuestro ser despierto, la vida no se trata de controlar o expresar nuestros sentimientos. La vida es sobre la maravilla, la magia y tener áreas de juego para explorar y estar. Nuestros sentimientos son solo parte de nosotros. Cuanto más restringida sea nuestra conciencia, más impulsivos y abrumadores serán nuestros sentimientos. Cuanto más despiertos, expandimos nuestra conciencia, más somos la vida misma. Hay mucho más en la vida que estar ocupado tratando de manejar y controlar lo que nos está sucediendo.
El desafío no es controlar o darse cuenta de nuestra ira. El desafío es explorar y absorber la gran inmensidad dentro de nosotros. Este es nuestro verdadero hogar, refugio, refugio y gran viaje.
La ira tiene muy poco significado cuando conocemos la parte de nosotros mismos que es totalmente segura, profundamente aceptada, recibida, sostenida, amada en la eternidad.
Meditación para la Purificación, Concentración y Despertar.