Experiencias en la vida: ¿Cuándo has recibido el abrazo más memorable?

Antes de hablar sobre el abrazo, tendré que dar algunos antecedentes sobre ese abrazo. Estaba en mi graduación y el modo era la correspondencia. Fui un buen estudiante hasta la clase 10, pero en el 11 y el 12, de alguna manera me perdí y me fue muy mal académicamente. Así es como terminé haciendo un programa de educación a distancia de una buena universidad ya que mis calificaciones no merecían mi admisión en los cursos de graduación de tiempo completo.
Mi padre, como todo padre, tenía muchas esperanzas en mí, pero dado mi desempeño de los dos años en la escuela secundaria, él se dio por vencido. Para empeorar las cosas, cambié mi flujo de la ciencia al comercio en contra de sus deseos. A lo largo de los tres años de graduación, no recuerdo que mi padre me hablara o se molestara en pasar tiempo conmigo. Traté de tener una interacción mínima con él y el hecho de que lo había decepcionado solía fastidiarme continuamente.
Trabajé muy duro durante esos tres años y, finalmente, cuando obtuve los resultados, me desmayé con distinción y fui uno de los cinco mejores de la universidad. Fue la primera vez que un estudiante que se graduaba por correspondencia había logrado esa hazaña.
Recuerdo volver a casa con mi hoja de calificaciones y decirle a mi padre lo mismo. Mi padre estaba sentado en una silla haciendo algo. Se enteró de mis puntuaciones y se levantó y me abrazó. Eso fue bastante inesperado y no recuerdo si lo abracé fuerte o no. Pero hasta este día no puedo olvidar la calidez y el amor que sentí de mi padre.

Uno de los ocho niños, nadie recibió abrazos de nuestros padres, excepto yo de mi madre en esta ocasión. Nos enseñaron a no llorar. A la edad de ocho años, había aprendido bien esta lección.

Una noche, después de que experimenté la única “pesadilla” que puedo recordar (aunque en realidad no fue el sueño lo que me asustó, sino el mensaje), me desperté y comencé a llorar. Mi madre entró en la habitación, se sentó en la cama a mi lado y me abrazó hasta que dejé de llorar. Ni una sola palabra fue dicha, y nadie más en la casa se movió. Volví a dormir.

El sueño predijo que tendría responsabilidades durante mi vida, y era de naturaleza tranquilizadora. A la edad de ocho años, no tenía más responsabilidades de las que ya tenía. Esa visión cambió con los años, y el mensaje resultó ser cierto. Disfruto de las responsabilidades de mi vida.

¡Era a las 4 AM de la mañana en la carretera cuando le propuse matrimonio a mi novia! 🙂
¡Ojalá pudiera revivir ese momento!