Claramente sentí una oleada de adrenalina y dopamina cuando nos tomamos de las manos, nos abrazamos, besamos, besamos y nos volvimos más íntimos. Rompimos después de unos meses.
Entonces, me di cuenta de que la intimidad de las mentes es mucho más gratificante que la de frotar la piel.
Amar a alguien con corazón verdadero, la intimidad física es temporal. El amor es eterno. No puedo decirle cómo la extraño y no me he recuperado en 2 años.