Es una combinación de nuestra suspensión de la incredulidad (aceptar la premisa del mundo ficticio que estamos explorando) y nuestra tendencia humana natural a la empatía. Ver a alguien, incluso a alguien ficticio, atravesar un trauma mayor, causa una reacción de simpatía.
También es importante recordar que no reaccionamos emocionalmente al mundo que nos rodea, reaccionamos emocionalmente a nuestras percepciones del mundo que nos rodea, incluso si percibimos ficción.