Vamos a obtener algunas definiciones por ahí primero:
“Promiscuidad – el acto de ser promiscuo”
“Promiscuo: se caracteriza por o involucra la mezcla o asociación indiscriminada, especialmente al tener relaciones sexuales con varios compañeros de manera ocasional”.
“Hacer trampa: actuar de manera deshonesta o injusta para obtener una ventaja, especialmente en un juego o examen”
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Así que para mí estas son dos cosas muy separadas. La promiscuidad dice que la persona tiene una vida sexual activa caracterizada por encuentros sexuales casuales. En lo que a mí respecta, si se hace abiertamente, honestamente, de manera segura y consensuada, entonces no tengo derecho a criticar las elecciones de otros. Si tienen un apetito sexual saludable y encuentran placer en tener múltiples parejas sexuales, ¿por qué no? Mientras no se desvíe hacia los reinos de la adicción sexual, que es una cosa completamente diferente, entonces creo que está bien.
Sin embargo, hacer trampa es un asunto diferente para mí, es romper las reglas de una relación, ya sea explícita o implícita. La mayoría de las parejas prefieren que una relación sea monógama (yo no) y esperan que su pareja se apegue a eso. Si están casados, han hecho promesas de ser fieles el uno al otro. Ir en contra de esas reglas es hacer trampa y muestra una falta de respeto por las promesas que hicieron y por la persona con quien están en una relación. En mi opinión, es moral y éticamente incorrecto.
Ahora, estoy asumiendo que hay una razón para esta pregunta que une los dos conceptos: alguien está engañando para ser promiscuo, ¿sí? Si tuvieran una conversación abierta y honesta con su pareja sobre sus necesidades y obtuvieran un acuerdo de su pareja (esencialmente cambiando las reglas de la relación), que incluye límites y prácticas sexuales más seguras, entonces ya no se considera “trampa”.