Cuando discuta, comience inmediatamente a pensar en hechos y cifras que puede usar para validar sus puntos y apéguese solo a eso.
En los argumentos, las emociones entran en juego solo cuando permitimos que nuestro ego venga y no podamos perder, y para ganar, perdemos el propósito principal de argumentar que es encontrar una solución a un problema, no decidir quién tiene la razón y quién está equivocado.