Cuando la humanidad elige colectivamente vivir una vida sin Dios, el mundo se convierte en un asunto violento. La violencia en el mundo es un resultado directo de las actividades violentas realizadas por los humanos.
Mientras haya mataderos, habrá campos de batalla. Una dieta vegetariana es la prueba ácida del humanitario. – Leo Tolstoy
Millones de entidades vivientes altamente sensibles son asesinadas por millones, diariamente, en fábricas de muerte de alta tecnología en todo el mundo.
¿Quién podría pensar que no habría repercusiones kármicas en un asesinato en masa tan absurdo?
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Cada segundo en este planeta 7000 pollos son asesinados por humanos para alimentarse. Cada segundo, en algún lugar del mundo, una mujer o un niño es violado o asesinado. Agregue a eso los billones de vacas, cerdos y cabras que son sacrificados cada año.
Si no hay Dios, estos asesinatos son solo eventos aleatorios que suceden por la única razón de la lujuria humana, la ira y la codicia.
Sin embargo, si existe Dios, la violencia en el mundo es obviamente la reacción kármica a la violencia que los humanos infligen a otros seres vivos. La cultura global moderna es un conjunto de maldad pura: ver a los animales como nada más que racks de carne para ser cortados y consumidos.
Naturalmente, ese mal será castigado. Nos castigamos con nuestras actividades sin Dios. Dios nos ha dado el mundo para hacer del cielo o el infierno, cómo usamos nuestro libre albedrío, a Dios no le podría importar menos.
Él ha creado la ley de causa y efecto, el karma, lo que hacemos con ella depende de nosotros.
Dios no obliga a nadie a ser bueno y actuar virtuosamente. Ya sea bueno o malo, es un acto propio de una persona y Dios no tiene nada que ver con eso.
Krishna dice:
Oh hijo de Pritha, no hay ningún trabajo prescrito para Mí dentro de los tres sistemas planetarios. Tampoco necesito nada, ni tengo necesidad de obtener nada, y sin embargo estoy comprometido con los deberes prescritos. – Bg 3,22
Porque si alguna vez no cumpliera con mis deberes prescritos, Oh Partha, ciertamente todos los hombres seguirían Mi camino. – Bg 3.23
Srila Prabhupada explica:
La Suprema Personalidad de Dios se describe en las Escrituras védicas de la siguiente manera:
“El Señor Supremo es el controlador de todos los demás controladores, y Él es el más grande de todos los líderes planetarios diversos. Todos están bajo Su control. Todas las entidades están delegadas con un poder particular solo por el Señor Supremo; no son ellas mismas supremas.
“También es adorado por todos los semidioses y es el director supremo de todos los directores. Por lo tanto, Él es trascendental a todo tipo de líderes y controladores materiales y es adorado por todos. No hay nadie más grande que Él, y Él es la causa suprema de todas las causas.
“No posee una forma corporal como la de una entidad viviente ordinaria. No hay diferencia entre Su cuerpo y Su alma. Es absoluto. Todos Sus sentidos son trascendentales. Cualquiera de Sus sentidos puede realizar la acción de cualquier otro sentido. Por lo tanto, nadie es más grande que Él o igual a Él. Sus potencias son múltiples y, por lo tanto, Sus acciones se realizan automáticamente como una secuencia natural “. (Svetasvatara Upanisad 6.7-8)
Dado que todo está en total opulencia en la Personalidad de Dios y existe en la verdad completa, no hay ningún deber que la Suprema Personalidad de Dios cumpla.
Quien debe recibir los resultados del trabajo tiene un deber designado, pero uno que no tiene nada que lograr dentro de los tres sistemas planetarios ciertamente no tiene ningún deber.
Y, sin embargo, el Señor Krishna está comprometido en el campo de batalla de Kuruksetra como líder de los kshatriyas porque los kshatriyas están obligados a dar protección a los angustiados. Aunque Él está por encima de todas las regulaciones de las Escrituras reveladas, Él no hace nada que viole las Escrituras reveladas.