Sí, el amor es un instinto muy viejo. Se puede ver claramente en cocodrilos y caimanes. La hembra deja de comer 1 mes antes de que eclosionen los huevos. Con cuidado, escoge a cada bebé que llora y los suelta en un área segura para esconderse en el río. Ella los protege durante 1 mes, sin poder comer.
Claro, el mecanismo que controla todo este comportamiento está cableado en los genes, la hembra no puede elegir ser una buena madre. La incapacidad para comer era mucho más fácil de codificar en el ADN que hacer que el sistema visual reconozca al bebé o que el sistema de sabores dispare el rechazo de cualquier alimento que sepa a cocodrilo.
Pero esto es lo que es el amor; un conjunto de emociones y comportamientos que resultaron útiles para la supervivencia de los niños.
Esas parejas sin hijos o personas del mismo sexo disfrutan de las mismas emociones de todos modos porque somos como un cocodrilo muy adentro.