Cuando era joven solía pelearme con mi mamá por todo. Quería que yo fuera el tipo de chica que quería que fuera, no quién era realmente. Parte de nuestras peleas vinieron de mi sentimiento de no ser valorado por lo que era. A medida que crecía, me di cuenta de que tenía que valorarme y olvidarme de las opiniones de los demás. No es fácil de hacer. Se necesita práctica.
Básicamente, la mejor solución es ignorar a cualquier persona, incluso a tu madre, cuando intenta convertirte en lo que quiere. No discuta, simplemente ignore o diga “no” y haga lo suyo. Déjala que diga lo que quiera y siga con su negocio.
Use lo que quiera, haga su cabello como quiera y, si ella lo critica, ignórela. Sé que no es fácil. Lo viví. Pero cuanto más lo haces, más fácil se vuelve. Y cuanto más la ignoras, antes te dejará sola. Cuando no reaccionas, ella no tiene opción. Le queda la opción de respetar sus decisiones o rendirse.
Créeme. Así es como resolví este problema. Funciona.