Es porque para las chicas, ese chico lo es todo. Lo digo en serio, él es, literalmente, todo. Cualquier cosa que quiera compartir sobre su vida diaria, algo feliz o triste, mal humor, pelea con su mejor amiga, pelea con su madre, hermana, un pequeño incidente que la molestó, que quiere compartir con cada uno y Cada detalle de su día con un chico.
Por otro lado, un hombre también necesita y quiere compartir las cosas que suceden en su vida, pero no se enoja por no hacerlo. Generalmente comparte todos sus momentos, buenos y malos con ella, pero no todo en ese detalle. Se salta los asuntos pequeños e innecesarios que no juegan ningún papel. Él solo quiere una chica que sea parte de tu vida, te ama y se preocupa por ti y por tu familia. En definitiva, ella te completa.
Una niña, desde muy temprana edad, sueña con un príncipe encantador no en un caballo sino en una persona que acude a su rescate y le da todo el amor del mundo y completa el estado incompleto de su vida. Ella dedica toda su vida a quien le presta atención, escucha sus berrinches, la cuida durante sus días de mujer y la mima como a un bebé.
Para esto, ella busca estas cualidades en un hombre a quien ella puede justificar como su mejor mitad. Busca estas pequeñas cosas en un hombre que más tarde se convertiría en su pareja.
Así que las chicas son selectivas con respecto a sus parejas que eligen, pero una vez que comienzan a amarlas y arreglan a un hombre que piensa que él es su pareja lofe, ella se dedica a él.