Voy a sonreír, presentarme, preguntarle sobre el trabajo y el clima, sobre sus intereses y su gusto por los libros, la música, el arte y la literatura. Te voy a preguntar sobre la cicatriz en tu cara o sobre la maravillosa chaqueta que llevas puesta. Le preguntaré si quiere viajar, o dónde ha viajado y qué ha aprendido. Preguntaré sobre cosas que te molestan y cosas que te hacen feliz, cosas que despiertan tu alma y cosas que te mantienen despierto. Preguntaré por tu amor por el queso y te contaré sobre mi presumido jefe.
En un mar de quoranes que te preguntan qué hay allí para ellos, si mi respuesta logra sobresalir, creo que eso es la mitad del trabajo hecho. 😉