Si lees recursos sobre abuso y violencia doméstica, verás algunos temas comunes que se repiten una y otra vez.
El abuso, ante todo, tiene que ver con el poder y el control. Una persona se convierte en un abusador cuando cree que tiene derecho a controlarte: tus elecciones, tus acciones, tu intimidad, tu atención, tu persona.
Muchas de las señales de alerta temprana de abuso se centran en el control. Una persona que trata de controlarte, especialmente para aliviar su propia incomodidad o inseguridad, tiene una alta probabilidad de ser un abusador.
Esos signos de advertencia incluyen:
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- Intentar controlar con quién puede o no asociarse, hablar o ser amigo. “No se puede hablar con otros hombres”. “No puedes hablar con tu ex”. El intento de controlar con quién se socializa es el signo más antiguo y claro de un abusador.
- Intenta controlar lo que llevas, lo que comes, a dónde vas o cómo te presentas.
- Celos o sospechas irracionales, especialmente cuando se manifiestan como acusaciones de infidelidad, control sobre el lugar al que se dirige o demandas de tener en cuenta todo su tiempo.
- Revisando su privacidad, especialmente exige ver sus correos electrónicos, sus mensajes de texto, o exigir el acceso a su teléfono, sus cuentas de redes sociales o las contraseñas de sus computadoras.
- Intentar reclamar un derecho a tu cuerpo o tu intimidad: decirte que tienes que tener relaciones sexuales con ellos, tienes que dormir en la cama con ellos, etc.
- Rastrear sus movimientos, como por ejemplo, rastrear el GPS de su teléfono celular, exigir saber dónde se encuentra en todo momento o rastrear su ubicación a través de las redes sociales.
- Exigir conocer a todas las personas con las que hablas o entablar amistad.
- Luz de gas: socavar su memoria, sentido de la realidad o sentido del yo. (“Tu memoria no es confiable”, “eso no sucedió”, “estás loco”, “en realidad no te sientes así”).
- Culpándote, erosionando tu sentido de autoestima o autoestima, o haciéndote sentir responsable por el maltrato. (“No eres digno de confianza”, “No tendría que hacer esto si pudiera confiar en ti”, “Me obligas a actuar de esta manera”, “Si fueras una mejor persona y te preocuparas por mis necesidades, no lo haría”. Necesito hacer estas cosas “,” eres tan egoísta y por eso hago esto “.
- Amenaza de autolesión si te vas. (“Si rompes conmigo me mato”.)
- Amenazar con la violencia, incluso como una “broma”.
- Hacer “chistes” que te lastimen o menosprecien o socavan tu autoestima.
- Coerción o amenazas contra personas (o incluso mascotas) que estén cerca de usted. (“Si algún otro tipo te golpea, le patearé el trasero”).
- Aislándote de la familia.
- Siempre desconfiando de ti incluso en situaciones inocentes; constantemente creyendo que quieres irte.