Ahora estoy en una familia rota.
Pero antes yo no estaba.
Mi familia vivía junta en la parte norte de Cebú junto con los padres de mi padre. Como mi abuelo era médico en ese entonces y mi abuela es maestra de primaria, nuestro nombre de familia era conocido en la parte norte debido a que mi abuelo es el único médico en la pequeña ciudad.
Recuerdo que cada mayo y diciembre, solíamos invitar a nuestros vecinos, disfrutar del estéreo y la larga mesa de comedor estaba llena de comida. Todas las personas de la ciudad estaban dispuestas a ofrecerse voluntariamente para cocinar alimentos buenos para muchos. Todos compartieron su felicidad. Nuestra casa en casa nunca se quedará sin gente porque todos son tratados como una familia.
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Hasta que un día, mi madre nos vistió con ropa de viaje y dijo que habíamos salido de vacaciones. Recordé que mi abuela lloró mucho, y enjugé las lágrimas y le dije que volvería. Ella no tiene que preocuparse. Le dije a ella que mantuviera a mi barbie vestida para que se acuerde de mí, le cose un montón de ropa para que cuando regrese, juegue con ella. Le dije que no tardaría mucho.
Nunca pensé que pasaran días hasta que mi abuela me visitara un día junto con mi abuelo durante mi sexto grado.
Estaba envejeciendo, y hasta ahora todavía recuerdo que su cara era igual a la mía, pero todavía es fuerte. Es una de las mujeres más fuertes que he conocido.
Ella me dijo que debería estar de acuerdo con ella, que todos me extrañan. Me prometió darme muchos juguetes y mi padre me está esperando. Y simplemente le dije “Primero debes hablar con mamá”.
La segunda vez que la vi, ya está en su ataúd.
Y mis barbies están bien vestidas en su máquina de coser.
‘Hasta ahora todavía no me queda claro quién es el culpable de por qué mi familia está destrozada.
Extraño mucho a mi abuela.