Si ya no estoy en una relación, y sé que no la he engañado, la dejo y sigo adelante. No dejaría que esas cosas me molestaran y afectaran mi estado de ánimo. Daría tiempo para revelar la verdad y, finalmente, esa persona se dará cuenta de que su fuente estaba equivocada.
Si todavía soy un amigo de mi ex, me tomaría tiempo para hacerles entender la verdad. Dicho esto, no lo forzaría a bajar por su garganta. Si después de mi explicación, aún continúan creyendo la mentira, simplemente seguiré adelante.