Existe una desafortunada tendencia entre algunas personas a buscar una respuesta evolutiva a cada aspecto, rasgo, factor o comportamiento de los seres humanos.
Esto es un error. La evolución no está dirigida a un objetivo y no hay una “razón” evolutiva directa para todo. La evolución no tiene ningún propósito.
Por ejemplo, hay una razón evolutiva muy fuerte por la que existe la vesícula biliar. Almacena sales biliares, que se utilizan en la digestión de ácidos grasos. Un rasgo evolutivo que promueve la digestión y la utilización de los ácidos grasos tiene un valor reproductivo positivo.
No hay una razón evolutiva por la que la vesícula biliar esté en el lado derecho del cuerpo en lugar del lado izquierdo. Eso es una consecuencia de una larga serie de desarrollos fisiológicos sin valor evolutivo intrínseco. Podría haber sucedido con la misma facilidad que evolucionamos la vesícula biliar de la izquierda; no hace ninguna diferencia. La vesícula biliar que está a la derecha, a la izquierda o en la mitad del abdomen no tiene valor reproductivo, ni positivo ni negativo.
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Los seres humanos forman sociedades complejas y el cuidado de los infantes humanos requiere cooperación. Por lo tanto, existe un valor reproductivo positivo en la formación de interconexiones sociales y el establecimiento de vínculos sociales. Somos una especie social, posiblemente más que cualquier otra especie.
No hay una razón evolutiva por la que los vínculos sociales que incluyen la risa tengan un valor mayor (o menor) que cualquier otro tipo de vínculo social.
Es estadísticamente más probable que las personas elijan estar cerca de otras personas cuya compañía disfrutan que las personas que disfrutan de esa compañía. Si alguien te hace reír, eso probablemente indica que disfrutas de su compañía. Eso es. Eso es todo al respecto.