La mejor manera de enseñarle a alguien una lección es haciéndoles (o al menos hacerles creer) que han cometido un error. Cometer errores hace que las personas aprendan rápidamente, determinen sus verdaderas emociones y ayudan a ayudar a esas personas a no cometer el mismo error otra vez.
Generalmente, si comete un error una vez, no lo olvida y, a su vez, no lo repite. Los errores enseñan lecciones.