Todos los eventos, lugares, cosas, seres, etc. tienen un propósito para existir. Todo se basa en la causa y el efecto, y saca una pieza del rompecabezas y toda la ecuación se desorganiza o se altera.
No nos damos cuenta del valor y la importancia de algo hasta que desaparece o se pierde para siempre, damos todo por sentado. Y cuando las responsabilidades, los deberes recaen en el individuo mismo, se da cuenta del cambio. Todo afecta a todo lo demás, y con el tiempo todo sufre un cambio constante, nada permanece igual, por lo que el cambio sucederá tarde o temprano. Lo que se nos exige es nuestra capacidad para aceptar el cambio y ajustarnos a la nueva realidad. Nada sigue siendo el mismo para siempre, nada dura para siempre.