Reconoce que tus sentimientos son tuyos. No estás dentro de la mente de tu novio, y no sabes el alcance de sus sentimientos. Sus sentimientos son esencialmente preocupaciones sobre su propia adecuación y valor. Deseas ser apreciado porque esperas que el ser apreciado demuestre que eres digno de amor.
Aquí está la verdad: tu valor no tiene nada que ver con nadie más. Si alguien piensa que el mundo de ti no es porque saben quién eres. Es porque te han imaginado como lo que quieren que seas. Si no les gustas, no es porque eres inadecuado. Es porque no han visto lo que eres.
El problema de ser humano (tal vez con ser cualquier tipo de criatura) es que anhelamos la conexión y, sin embargo, no podemos lograrlo. Pero la verdad es que no necesitamos la conexión que anhelamos. Somos capaces de darnos la validación que buscamos de los demás. Y la validación de los demás siempre es sospechosa, porque nunca sabemos cuánto se basa en lo que realmente han visto en nosotros, y cuánto han imaginado y esperado que somos. Así que abandona la conexión con otra persona que te da validación. En su lugar, busca conocerte a ti mismo.
Y trata de vislumbrar a otros, por la alegría de captar esos destellos, y no por la validación que esperas que otros te den.