Hombre, yo podría haber escrito esta pregunta cuando tenía 17 años. Cuando tenía 17 años, nunca había salido ni siquiera había besado a una mujer, eso no sucedería durante otros dos años. Hoy, tengo cinco amigas en cinco relaciones increíbles, felices y duraderas. ¡Relajarse! Ser virgen a los 17 años no te condena a vivir solo.
Tienes la misma idea que tuve a los 17: a saber, que primero debes pasar algún tipo de puerta mágica (debes tener algún nivel de estatus social o algún tipo de ventaja secreta) antes de poder tener el coraje de invitar a una chica. Y tiene perfecto sentido, ¿verdad? Cuando miras a tu alrededor, ves a personas de alto estatus confiando y pidiendo la salida a las chicas, mientras que las personas de bajo estatus se sientan en la esquina, ignoradas.
Esto es algo que me tomó un tiempo manejar: no obtienes estatus social y de repente te vuelves valiente. Encuentras tu coraje, y eso es lo que te da estatus social.
Es dificil. Créeme, lo sé. Pero eso está bien. Obtienes ese coraje practicando. Respiras hondo, reconoces que invitar a una mujer a salir de casa da miedo y estás aterrorizada de decir algo incorrecto, y lo haces de todos modos.
- ¿Cuál es la mejor manera de confesar a una chica que te gusta y quieres ser su novio?
- Me resulta un inconveniente irritable salir con gente. No soy tímido, pero me siento solo. ¿Cómo puedo pasar esto?
- ¿Es normal tener 30 años y nunca haber estado en una relación?
- ¿Cómo se siente como una niña usar a un buen tipo para tu propio beneficio, sabiendo que le gustas?
- ¿Qué debes hacer cuando te pierdas esos días de ti y tu enamorado mirándose y sonriendo sabiendo que esos días no volverán?
Probablemente te equivocarás las primeras veces. Tus manos sudarán. Te temblarán las rodillas. Tu voz se quebrará. Sentirás que quieres que la tierra te trague entero. Hacerlo de todos modos Porque cuando lo hagas, sucederá algo mágico: vivirás.
La tierra en realidad no te tragará. Probablemente ella dirá que no, y tú no morirás. Descubrirás que puedes atravesarlo, y no fue tan malo como pensabas que sería.
La segunda vez que lo hagas, será mucho más fácil. La tercera vez, comenzarás a preguntarte por qué le tenías tanto miedo durante tanto tiempo. Y algo más sucederá, también. La gente comenzará a relacionarse con usted de manera diferente.
No escucharás un “sí” cada vez. Nadie lo hace, y eso está bien. Porque aprenderás algo realmente valioso: si lo pides, la respuesta podría ser “no”. Pero si no preguntas, la respuesta siempre será “no”.