A menudo leo mensajes de texto a mis amigas y converso mucho, pero ni siquiera puedo saludarlas en persona. ¿Soy el único que tiene este problema?

¡Mano libre en su ausencia pero lengua atada en su presencia! No eres el único, pero tampoco perteneces a la mayoría. Primero haga algunas sugerencias automáticas, como imaginarlas en su mente y hablarles libremente sin ser tímido. Póngase cómodo en esos escenarios. Convénzase usted mismo de que ellos también quieren hablar con usted y que solo son personas y no terroristas. Comience a dar pequeños pasos para superar esto, como traer temas fáciles con los que se sienta cómodo, por ejemplo, sobre el clima, el ambiente laboral o la universidad o sobre alguien a quien conoce mutuamente. Una persona que teme al agua tiene que mojarse los pies, porque de lo contrario siempre lo estará. Es hora de deshacerse de su timidez y tomar audacia. Todo lo mejor.