Este es un tema muy difícil porque, por un lado, es natural y saludable confiar en otras personas, pero por otro lado puede ser muy peligroso hacerlo y, con frecuencia, las personas abusarán de su confianza. Hablaré sobre cómo yo personalmente conceptualizo la situación y mi enfoque.
Primero, no confío en la mayoría de la gente. Esto es porque no los conozco. No es nada personal contra ellos, solo necesito más información. Me tomo un tiempo para observar a las personas sin acercarme a ellas. Busco hábitos o características que conozco por experiencia como peligrosas (inseguridad, celos, incapacidad para asumir la responsabilidad personal).
También busco rasgos que sé que son seguros (no ocultan las emociones, son compasivos y son útiles para los demás). Estos rasgos positivos son en realidad los mejores indicadores para la seguridad relacional.
Sin juzgar a la persona, desarrollo una idea de si demuestran o no la capacidad de amarme y no abusar de mí. No quiero a alguien que solo parece demostrar una falta de características negativas, también necesito ver las positivas.
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¡Si pueden mostrarme un buen carácter fuerte, confío en ellos! Si no, sé que nunca puedo realmente confiar en ellos. Demasiadas banderas rojas.
Mientras tanto (esto es extremadamente personal) me apoyo en mis pocas relaciones de confianza que ya tengo y mi relación con Dios.
Por lo que puedo decir, esto es lo mejor. Con este enfoque, conservo la capacidad de confiar en las personas, pero lo hago de manera inteligente y selectiva. En lugar de tener un corazón abierto o cerrado, tengo un corazón que puedo abrir o cerrar, según el contexto.
¡Espero que esto ayude!