Solía escribir una columna de Tall Tales para un periódico local. Un día, el editor llamó por teléfono y dijo que él y los otros periodistas habían estado discutiéndome y preguntándose de dónde sacaba mis ideas. Luego dijo: “Lamento decirte esto, pero hemos llegado a la conclusión de que estás loco”.
¿Cómo reaccioné? Me reí, por supuesto. Lo tomé como un cumplido. Seamos realistas, muchas personas interesantes son consideradas enojadas por aquellos que no las entienden.