Los zapatos son maravillosos desde una perspectiva psicológica.
Te dicen lo que la persona piensa sobre su vida.
Entonces, aquí tenemos a aquellos que quieren la “vida útil”: zapatos caros y de tacón alto y alto mantenimiento.
Y tenemos a aquellos que son sensatos: más prácticos, favorecen el confort y, por lo demás, no son exigentes ni meticulosos.
Tenemos personas a las que les gusta embellecer las cosas y personas que no coinciden entre lo que quieren y lo que pueden manejar (en su mayoría mujeres cansadas que esperan el final del día para arrojar los tacones al rincón más oscuro del armario).
Tenemos personas que no pueden llenar los zapatos que quieren (tamaño o dos demasiado grandes), y aquellos que no pueden caber en los zapatos (tamaño o dos demasiado pequeños), todo por el bien de la apariencia.