Soren Kiekergaard dijo una vez que “el estado más doloroso del ser era recordar el futuro, particularmente el que nunca tendremos”.
Como tales, las quejas no son necesariamente del amor en sí mismo, sino de la comprensión de que cualquier futuro que haya previsto para su relación con esa persona ahora está seriamente en juego y puede que nunca llegue a suceder si el amor termina. Entonces, las personas lloran el final del amor porque pueden sentirse engañadas si sienten que no fueron apreciadas o que fueron engañadas cuando invirtieron más en la relación que la otra parte involucrada.