¿Alguna vez has pensado que tu compañero de trabajo está coqueteando contigo pero en realidad no lo están? ¿Cómo lidiar con ese escenario?

Hace mucho tiempo, cuando me gustaba mi futuro esposo, hizo una insinuación sexual que me pareció ofensiva, lo miré audazmente y no sonrió, sino que pasé junto a él.

Sentí que estaba siendo demasiado adelantado y esperaba algo de mí, además de que estaba en la oficina y no me gustó. Otros hombres me interesaron, algunos hicieron gestos sexuales, pero en esos días no existía el “acoso sexual”, por lo que lograron mucho con mucho. Incluyendo tocar mi mano, otro me envió una linda tarjeta con un poema (que no me importó) otro, que era mi jefe, dijo: “¿cómo te viertes con esos pantalones?” Me dejó sin palabras. Me sonrojé y seguí caminando. Incluso ese mismo jefe me persiguió alrededor de la mesa y trató de besarme.

Los hombres hicieron más que coquetear en la década de los 70, fueron muy audaces por decir lo menos e hicieron que las jóvenes como yo se sintieran incómodas.