Porque rasga el núcleo de la sociedad, la familia.
Dejando de lado los efectos morales y psicológicos, la infidelidad solía tener un efecto muy indeseable: los niños.
Si el tramposo era el marido, la “otra mujer” podría terminar con hijos sin padre, con todas las desventajas y los costos implícitos. Si el padre elige mantener a esos hijos, entonces sus hijos legítimos, y su esposa, sufrirían, ya que el padre tuvo que compartir sus recursos.
Si el tramposo era la esposa, entonces el hombre gastaría sus recursos en niños que no eran suyos, y ningún hombre quiere, a sabiendas, apoyar a la semilla de otro hombre en lugar de la suya.
- ¿Cuándo has engañado a alguien?
- ¿Es aceptable que tu mujer te diga que va a hacer trampa porque vio fotos tuyas y de otras mujeres en tu teléfono?
- ¿Por qué los hombres engañan y luego tratan de darle la vuelta a todo?
- ¿Existe el engaño en una relación monógama?
- ¿Puedes tratar con alguien que te engaña o te engañó en una relación?
Hoy en día el problema no son los niños, sino el divorcio. Las familias rotas son una consecuencia muy común de la infidelidad.